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Más allá de la Seguridad Patrimonial y de la Prevención de delitos.

24 de julio de 2025 por
juan arce farfan
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(Primera publicación de una serie de dos)


PRIMERO LA INSPECCIÓN, LUEGO INSTALAR LA CÁMARA

Todo arranque exitoso de Monitoreo Remoto de CCTV comienza inspeccionando la planta y comprendiendo qué accidentes o riesgos son inherentes a nuestra operación y donde podrían ocurrir.

La estadística industrial de acuerdo con Bureau of Labor Statistics, de EEUU; confirma que ciertos eventos se repiten sin importar si hablamos de alimentos, acero o químicos.

A continuación, se sintetizan los cinco más frecuentes o severos y el motivo por el que merecen atención inmediata.

 

EL OPERADOR COMO EJE DEL SISTEMA

Quien se sienta frente al Video Wall tiene la misión de convertir imágenes y notificaciones en acción preventiva. Los estudios de factores humanos aseguran que el rendimiento del Centro de Monitoreo depende tanto del diseño ergonómico como de la selección, la formación y el liderazgo de esos operadores.

Un perfil eficaz combina:

  • Atención sostenida para percibir desvíos sutiles antes de que escalen.
  • Conocimiento de la Operación del Sistema, capaz de operar los equipos y el software de monitoreo con soltura y eficiencia, para gestionar de buena manera el proceso que vigila.
  • Criterio conductual para reconocer riesgos y posturas peligrosas, para decidir si basta con una alerta de audio o hace falta detener la línea.
  • Comunicación clara con jefaturas y brigadas internas, porque la mejor reacción es la que llega a la zona de riesgo en segundos, no minutos.

La capacitación debe ser práctica, usando material grabado en la propia planta para que el operador relacione teoría y realidad. Simulacros breves y frecuentes, rotación de puestos para evitar fatiga visual y un refresco anual en normativa de seguridad completan el ciclo formativo.

Tecnología que acompaña, no reemplaza

Las analíticas de video —cruce de línea, área restringida, control de EPP, funcionan como sensor de alarma que destaca eventos relevantes. Pero su verdadero valor aparece cuando un profesional entrenado recibe la alerta y la transforma en una decisión: avisar por megafonía, coordinar al equipo de mantenimiento o parar un transportador. De hecho, plataformas basadas en IA reportan hasta 72 % menos incidentes cuando se combinan con un equipo humano dedicado y protocolos claros de respuesta.

Del diagnóstico a la primera cámara

Tras el estudio de riesgos, el paso natural es probar. Un piloto de pocas cámaras —quizá apenas diez cubriendo los “puntos rojos” de la matriz IPER— sirve para:

  • Medir si los operadores detectan eventos en tiempo y forma.
  • Ajustar ángulos, iluminación y reglas de alerta sin interferir la producción.
  • Generar material de entrenamiento para toda la planta.

Después de la prueba, la comparación de incidentes y “casi accidentes” antes y después, ofrece evidencia interna para decidir la expansión y el presupuesto definitivo.

Conclusión

La videovigilancia industrial no empieza con la compra de hardware. Empieza al reconocer, con datos e inspeccionar en terreno, donde las cosas pasan. Un buen diagnóstico respaldado por operadores formados y una tecnología que les sirva —no que les distraiga— es la fórmula para transformar la cámara en un verdadero motor de prevención.

En la próxima entrega abordaremos los números: costos, modelos operativos (sala interna versus monitoreo remoto) y el ROI que ayudará a su planta a escoger el camino más rentable y sostenible. Mientras tanto, ¿ya sabe cuáles riesgos quiere ver antes de que se conviertan en accidentes?


juan arce farfan 24 de julio de 2025
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